30.3.09

OTRA AGRESION AL EJERCITO ARGENTINO

Sorprende que un reciente atentado contra una unidad militar no haya sido condenado debidamente por el Gobierno Llama la atención que el incendio provocado por una turba de manifestantes contra las instalaciones del Comando de la VI Brigada de Montaña, de Neuquén, el martes último, haya quedado hasta el presente sin ser condenado por algún vocero del Gobierno o de los partidos de la oposición. Poco importa si el descabellado acto delictivo, que unos pocos tomaron como parte de la conmemoración del Día Nacional de la Memoria por la Justicia y la Verdad, representa un espíritu marginal, ajeno al sentimiento generalizado de la población. Lo que corresponde es un desagravio espontáneo al Ejército armado en defensa de la Nación y constituido según los preceptos de la Constitución nacional. Por medio de su oficina de prensa, el Ejército se quejó de los daños ocasionados por enmascarados que dejaron como saldo un centenar de ventanas destruidas, de rejas que habrá que reparar y de elementos de trabajo destruidos en dependencias administrativas de la brigada con asiento en la capital neuquina. El parte militar insinuó, casi con perplejidad, que el atentado se había cometido a pesar de haber adherido el Ejército a la naturaleza del feriado de ese día. Todos adherimos a las profundas razones que llevaron a instaurar el reconocimiento legal de los derechos humanos, desde la célebre declaración de las Naciones Unidas, de 1948. La inmensa mayoría ciudadana se niega a aceptar que el país transite una vez más por los caminos que llevaron al terror criminal de la subversión y al terrorismo de Estado. El nazismo enseñó que la mentira repetida mil veces termina por convertirse en verdad aceptada, claro que trágica y deforme. La circunstancia de que los Goebbels revividos de la política criolla no merezcan en general más que el desprecio del silencio deja, sin embargo, abierta la puerta para algún señalamiento oportuno. Provocaciones como la del miércoles último debieran ser motivo de preocupación entre los ciudadanos capaces de interpretar los acontecimientos más allá de las consecuencias inmediatas del tiempo que les toca vivir. La memoria parcial es el caldo apropiado para situaciones del tipo que se gestó en Neuquén. Así como deben oponerse todos los obstáculos de la legalidad a la prosecución de atentados del carácter que comentamos, también deben extraerse conclusiones a propósito de la facilidad de movimientos con la que pudieron actuar los malhechores de Neuquén. ¿Nada tiene el gobierno provincial para decir en relación con lo ocurrido? ¿Es, acaso, un ejército de ocupación el que ha sido objeto de una agresión de la magnitud señalada? Desde aquí manifestamos nuestra solidaridad con una de las instituciones esenciales de la República. Sin su disciplina, vigor y reconocimiento ciudadano, no se entendería de qué manera podría proyectarse hacia el futuro el destino de una sociedad libre e independiente.

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